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Igualdad en el cuidado

He presentado datos en el post anterior (“Cultura preventiva y perspectiva de género 1: Los accidentes tienen género”), sobre accidentes en el lugar de trabajo y en la carretera, que indican una aplastante mayoría de estos en los hombres, frente a las mujeres. Esto no hace sino reforzar mi creciente convencimiento de que una de las razones de fondo, que creo que pasa muy desapercibida y que hace que a las empresas les cueste desarrollar una cultura preventiva positiva, es la falta de igualdad en el cuidado, debido a los roles de género. Leer más

incidente

Continuando con el post anterior: Incidentes sin lesiones ni daños a la salud: los grandes olvidados (I), en este voy a profundizar en las causas que creo influyen a la hora de conocer los incidentes y sacarles el máximo provecho posible.

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incidentes

Si todos fuéramos realmente conscientes de la importancia de conocer e investigar los incidentes, me refiero a los que no han producido lesiones ni daños a la salud, podríamos avanzar con pasos de gigante en materia de seguridad y salud. Merece la pena recordar y considerar las ventajas que presentan. Voy a abordar en este post y el siguiente esta importante cuestión de los incidentes.

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seguridad psicológica hablar

La seguridad psicológica es un elemento transversal para desarrollar una cultura preventiva positiva. Leer más

Observar a compañeros

Si una persona de tu organización se dispusiera a realizar un acto que le pone en riesgo, ¿qué harías algo para evitarlo? ¿De qué depende que tengas el coraje para hacerlo?

Soy de los que piensa cada vez más, que hay muchas cuestiones en una organización, a menudo no explícitas, que influyen enormemente en el desarrollo de la cultura preventiva.

Una de ellas tiene que ver, a mi entender, con la forma en la que se dan las relaciones entre las personas de una organización, y especialmente entre los mandos y sus equipos.

Dicen algunos reconocidos estudiosos del campo de la psicología del trabajo, que cuando hay cultura preventiva, el “cuidado activo”, término acuñado por Scott Geller, está presente en los comportamientos naturales de todas las personas de la organización.  Me cuido (autocuidado), y te cuido (cuidado de los demás). Completando la ecuación con algo realmente necesario para que se den las otras dos: “dejo que me cuides” (aceptación del cuidado del otro, sea quien sea en la organización).

¿Cómo conseguir esto, que suena tan bien, podría ser la pregunta que os estéis haciendo?

En mi opinión, para que este valor del cuidado, evidencia de una cultura preventiva, se practique, hace falta cultivar en la organización unas relaciones llenas de autenticidad, empatía y por supuesto coraje.

Esta maravillosa ecuación que nos plantea S. Geller, trascurre, transita, se mueve, se apoya, en las relaciones. Aplicarla, además de ser una consecuencia de la conciencia de seguridad y salud, es un ejercicio de relacionarse de una determinada manera, independientemente del rol, función y posición en la jerarquía.

En esto del cuidado de los demás, suele ocurrir que las personas nos movemos más por cuidar de alguien a quien queremos y tenemos una relación cercana, o también de alguien a quien hacerlo nos aporta sentimientos de “satisfacción”, porque quizás significa materializar nuestro propio valor de cuidado y solidaridad.

Me sobrecoge encontrarme organizaciones, en las que la última persona a la que los trabajadores cuidarían sería al jefe. La última a la que le dirían o harían algo si estuviese en riesgo sería al mando. Y no digo muchas porque no sería cierto, pero si puedo decir que en la mayoría de las que yo conozco. Observo que en ellas, hay una escala en la consideración de las personas a las que se cuida en seguridad y salud. Como digo, los últimos son los jefes, los siguientes compañeros con los que no se tiene o se tiene poca relación, les seguirían compañeros con los que si se tiene relación y finalmente a los que se haría lo necesario para cuidar de su seguridad y salud sería a seres queridos.

Igual esto te parece  que tiene cierto sentido, y lo puedo entender porque en muchos casos forma parte de la cultura de cómo han de ser las relaciones en la empresa y a quién puedo dar y que voy a recibir si le doy.

Para mí es una prueba de que la relación tiene mucho que ver con el impulso de cuidar a una persona. En el caso del mando esto se puede entender como consecuencia del estilo con el que el mando se relaciona con su equipo y como ejerce su autoridad.

También es cierto que hace falta coraje para cuidar de los demás, para que no se pongan en peligro, sobre todo si no hay una relación, o si no es satisfactoria. Lo mismo que si es una figura de autoridad. Se necesita, además del coraje, desarrollar compasión y empatía.

Ahora bien, también es importante la tercera parte de la ecuación, dejar que me cuiden. La reacción y respuesta que alguien recibe ante una acción de cuidado ante riesgos de seguridad y salud determina en gran medida su motivación a cuidar de los demás.

Pongamos foco en construir unas relaciones satisfactorias en la organización, sea cual sea nuestra posición en la misma. Seguro que resultará mucho más fácil conseguir el cuidado mutuo en seguridad y salud, y construir una cultura preventiva.

 

Referencias Bibliográficas:

  1. Scott Geller ,The Psychology of Safety HANDBOOK, 2001