Seguridad psicológica: cuando el silencio es cómplice.

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La seguridad psicológica es un elemento transversal para desarrollar una cultura preventiva positiva.

En prevención de riesgos laborales se ha puesto mucho el foco en la seguridad y salud físicas. Tradicionalmente, las intervenciones han ido orientadas a mejorar las condiciones de trabajo, físicas y ambientales, dotando a los trabajadores de unos medios (instalaciones, máquinas, herramientas, etc.) y de un ambiente (aspiraciones localizadas, ventilación, pantallas acústicas, etc.) que eliminase los peligros y redujese el nivel de riesgo.

La seguridad psicológica y los riesgos psicosociales no son lo mismo

Aunque ambas están relacionadas, la seguridad psicológica y la gestión de los riesgos psicosociales no son lo mismo.

La seguridad y salud psicológica, ha sido durante muchos años la asignatura “maría” de la prevención de riesgos. Las evaluaciones específicas de riesgos psicosociales no recibían la atención de otras disciplinas preventivas y los planes de actuación no terminaban de implantarse. En varias ocasiones he visto a responsables de organizaciones, encogerse de hombros para decir que no se puede hacer nada para mejorar el ambiente psicosocial y el clima laboral.

En los últimos años esto ha venido cambiando y los efectos de la pandemia COVID19 sobre la salud mental de las personas, incluidas aquellas en edad laboral, ha terminado por poner la salud psicosocial encima de la mesa. Los psicólogos y los ergónomos están empezando a ser escuchados; ellos saben cómo actuar sobre el ambiente psicosocial y las relaciones, para que no supongan un riesgo y además generen efectos beneficiosos.

Dentro de la gestión de los riesgos psicosociales, cada vez se escucha más hablar de la seguridad psicológica, frente a una situación de miedo en el trabajo.

El miedo, adaptativo, es una emoción que nos informa sobre la carencia de recursos para hacer frente a una situación determinada. Este miedo afecta a la percepción del riesgo. Las respuestas comportamentales típicas en estas situaciones con los comportamientos de lucha o huida. En función del agente disparador del miedo, los comportamientos pueden tener consecuencias diferentes.

Imagina que eres un trabajador que se ha incorporado a una nueva sección. Mientras trabajas ves una situación que para ti es un peligro claro y presente. Podrías sentir miedo de que te ocurriese un accidente grave. Con una buena percepción del riesgo, lo esperable sería activar el protocolo de riesgo grave e inminente y gestionar la situación, sin que nadie salga dañado.

Sin embargo, puede darse otra situación. Imagina ahora que ves esa situación de riesgo real e inminente de que ocurra un accidente, pero, al tiempo, te preocupa lo que puedan pensar de ti tus compañeros o tu mando directo si paralizas la actividad. “¿Me verán como una persona preocupada por la seguridad o me verán como un cobarde o un torpe que no sabe como hacer el trabajo en estas condiciones?”. El miedo a hablar libremente es un factor de riesgo psicosocial para las personas, que puede tener también sus consecuencias físicas.

Qué es la seguridad psicológica en el lugar de trabajo

Podemos definir la seguridad psicológica en el lugar de trabajo como aquellos ambientes laborales donde las personas pueden exponer abiertamente sus ideas, preguntas, preocupaciones y/o errores sin sentirse temor a sentirse humilladas o juzgadas.

Un entorno de seguridad psicológica genera grandes beneficios para las personas en forma individual: menores niveles de estrés, mayor confianza y satisfacción en su trabajo. Y, por consecuencia directa, también en los resultados del negocio: incrementos en el rendimiento y compromiso por parte de los colaboradores, menos absentismo, más retención de talento, mayor capacidad de innovación, mejores niveles de seguridad y salud, así como una cultura preventiva más desarrollada.

Relación entre seguridad psicológica y cultura preventiva

La seguridad psicológica es una característica trasversal de las organizaciones con cultura preventiva generativa. Si queremos transformar la cultura preventiva de nuestra organización una de las preguntas que debemos responder es si en el entorno laboral tenemos unas condiciones que favorecen la seguridad psicológica. Si no es así, podemos analizar que factores hacen para que no se den las condiciones adecuadas. Muchos de los factores que favorecen la seguridad psicológica son “palancas” de cultura preventiva, y viceversa.

Tipos de seguridad psicológica

La seguridad psicológica evoluciona, pasando por diferentes estadios, conforme se van cumpliendo las condiciones que dan pie a su existencia.

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La seguridad psicológica es una condición en la que la persona 1) se siente incluida, 2) se siente segura para aprender, 3) se siente segura para contribuir y 4) se siente capaz de desafiar el estado de conformidad con la situación o statu quo.

La excelencia en cultura preventiva viene marcada por una cultura preventiva generativa, donde las personas no sólo cuidan de su propia seguridad y salud, sino que también cuidan de la seguridad y salud de las personas que les rodean. La seguridad psicológica facilita comunicar abiertamente los temas de prevención, las sugerencias de mejora, los riesgos potenciales identificados… Permite encontrar, de forma de compartida dentro del equipo natural, las soluciones a los riesgos de las tareas. Esto hace que el equipo genere aprendizaje preventivo.

Cómo generar seguridad psicológica

En otros posts hemos hablado de cultura justa. La cultura justa favorece la generación de un ambiente de seguridad psicológica.

La seguridad psicológica nace de un ambiente de confianza y respeto, de transparencia y colaboración, de reconocimiento y no de castigo. Este ambiente, normalmente, no surge por  generación espontánea. La seguridad psicológica tiene mucho que ver con hacer equipo, con crear un buen clima laboral. Tiene mucho que ver con la cultura organizacional de una empresa.

Activamente podemos poner en nuestras relaciones laborales, los ingredientes que favorezcan que se dé un caldo de cultivo donde crezca un ambiente de seguridad psicológica. Pero esto sólo no es suficiente. Siempre será necesario que alguien dé el primer paso, levante la mano, rompa el silencio y diga lo que piensa y lo que siente. Hasta ese paso, hasta ese primer paso, el silencio es cómplice.

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