Siguiendo con la línea del post anterior ”Transformando la cultura preventiva: del victimismo a la responsabilidad “, voy a tratar de profundizar en las dificultades que muchas personas tienen a la hora de expresar su disconformidad o negativa con algo, más allá de la influencia que el entorno tiene en ello. Sobre todo ante tareas o decisiones, que comporten riesgos, que pueden dañar la seguridad, la salud o el bienestar.
Observo que no suele ser cómodo disentir ni tratar con personas que disienten. Todavía se nos enseña a obedecer, y una persona que disiente se percibe como una persona conflictiva, problemática, sin educación. Muchas veces asumimos situaciones con las que disentimos (al menos internamente). Y estas pueden ser de todo tipo, incluidas algunas que conllevan riesgos para la seguridad y la salud. Leer más