Las 6 pautas para transformar el error en aprendizaje
Calificamos a las decisiones y/o acciones que tomamos, y que nos llevan a resultados no esperados y no deseados, como errores. La idea que suele estar detrás de esto es que hemos hecho algo “mal”, y eso moviliza sentimientos, a veces muy fuertes, de culpabilidad y vergüenza.
En realidad reproducimos los juicios que socialmente hemos recibido y acabado integrando desde la infancia.
En cuanto a los errores en el trabajo, el hecho de que el entorno los llegue a aceptar ayuda mucho, pero no es suficiente. A veces la voz del el “juez” interno es muy fuerte, e impermeable a ese entorno. En este post voy a tratar más sobre cómo gestionar personalmente los propios errores, para que pueda darse un aprendizaje real. Y cómo un entorno que quiere aceptar los errores, `puede ayudar a las personas a aprender de sus errores. Ser, como se suele decir, una organización que aprende, y por tanto desarrolla el valor del aprendizaje. Necesario para desarrollar la cultura preventiva.
¿Por qué no siempre se aprende de los errores?
Si de los errores se aprende ¿por qué los solemos ocultar, no querer entrar mucho en ellos, dejarlos en un rincón de nuestra memoria, para que nadie los mire?
Los errores están muy penados, externa e internamente. Cuando cometemos un error, podemos culpamos de tal manera, que incluso pueden acabar siendo un auténtico trauma.
Es el dolor que pude generar cometer lo que calificamos de un error, lo que hace que con frecuencia tratemos de ocultarlo. Ello supone que nos cargamos la mochila con el dolor, la vergüenza o la culpa. Pudiendo llegar a generarnos un gran sufrimiento interno. Por mucho que lo tapemos y pueda parecer que ya se ha pasado, vuelve a despertarse en cualquier momento, y volvemos a criticarnos y fustigarnos por haberlo cometido. Nos quedamos bloqueados en un bucle.
Separar los juicios sobre el error, de los hechos
Para tratar de evitar la carga de culpa o vergüenza, en primer lugar es importante separar los juicios sobre nuestra acción, de lo que son los hechos observables.
Por ejemplo hace poco un carretillero nos contó un error que cometió cuando llevaba una carga. Iba conduciendo más rápido de lo permitido, porque tenía prisa para entregar un material, ya que había un equipo de trabajadores que se iban a quedar parados por falta de material. Al llegar a un cruce no paró, ni miró, y casi le atropella a una persona que venía caminando hacia el cruce. Le faltó un milímetro para atropellarle. Del frenazo y el volantazo la carga se movió y no se cayó de milagro.
Hablando de lo ocurrido, se dio cuenta de los juicios y críticas internas que se hacía a él mismo o hacia otros. “Soy un bestia conduciendo la carretilla” “la que podía haber liado” “como se enteren me van a echar una bronca y castigar, con razón” “si le hubiese atropellado sería terrible”” me creo Fernando Alonso”” que les den, que no hacen más que meterme prisa” “es que este tío es un gilipollas, no se ha parado y yo tengo preferencia”, etc.
Reconocía que se había quedado bloqueado y anclado con esto. Sabía que no tenía que hacer lo que había hecho, pero en realidad no había habido aprendizaje.
Más allá de los juicios y calificaciones que hacemos cuando decimos que hemos hecho algo mal, está la realidad de los hechos.
En nuestro ejemplo del carretillero los sentimientos detrás de los juicios eran de culpa por lo que había pasado y lo que podía haber ocurrido. Observamos en sus últimos juicios, que trata de evitar estos sentimientos, culpabilizando a los demás de lo que ha ocurrido. ¿Te suena? En este punto el aprendizaje real es imposible.
Si vamos a los hechos, sin juicios, podemos decir que estaba conduciendo la carretilla por encima de lo permitido para llevar materiales a un equipo de compañeros, y al llegar a un cruce no ha parado ni mirado si venía alguien, y no ha visto a una persona que venía caminando y casi la atropella.
6 pautas de aprendizaje para el futuro
Necesitamos trabajar la culpa y la vergüenza para poder salir de esta situación destructiva, y poder aprender para el futuro.
Hay algunas pautas que te propongo para ello. Estas pautas no solamente son de ayuda a la persona que ha cometido el error, sino a aquellas, y pienso en dirección y línea de mando, que quieran ayudar a sus equipos a aprender de los errores.
Estas pautas son:
1. Separar juicios de hechos.
Ya la hemos comentado. Comenzar a distinguir entre los juicios y los hechos.
2. Los juicios apuntan a necesidades insatisfechas.
Entender que los juicios y en consecuencia los sentimientos que nos generan son señales que indican que tenemos necesidades que no hemos cubierto. Que han quedado insatisfechas.
3. Gestionar los sentimientos de culpa.
Es importante que aceptemos nuestros sentimientos, en lugar de rechazarlos o tratar de cambiarlos. Crear un espacio interno en el que nos tratemos con cariño, aceptando y empatizando con los sentimientos que tenemos, que provienen de los juicios y críticas.
4. Atender a la parte que se arrepiente.
Permitir y dar espacio a esos sentimientos “no agradables”, da posibilidad a entender que necesidades hemos dejado de cubrir o satisfacer haciendo lo que hemos hecho.
En nuestro ejemplo del carretillero vimos que eran: Cuidar de los compañeros y no causarles daños físicos. Realizar un trabajo profesional. Ser responsable con las normas de seguridad.
La culpa viene de no haber satisfecho estas necesidades. Estas necesidades eran reales para el carretillero, eran cosas importantes, y por tanto no haberlas satisfecho le hacía sentirse culpable. Un gran cambio para él fue darse cuenta de que esto, ya que sus sentimientos empezaron a cambiar. Ahora sentía más la tristeza y el dolor por haber hecho algo que no cubría esas necesidades.
5. Atender también a la parte que realizó el comportamiento.
Entender que lo que hicimos fue para satisfacer necesidades que en ese momento estaban más activas y vivas en nosotros/as. Por tanto ser conscientes de qué necesidades estábamos cubriendo, haciendo aquello que hemos calificado como error.
Nuevamente en el ejemplo de nuestro carretillero encontramos con él, que necesitaba ayudar a sus compañeros a mantenerles trabajando, que lo reconocieran como un buen compañero y profesional. Cuando tomo conciencia de estas necesidades, empezó a cambiar su percepción sobre el error.
6. Aprender para el futuro
Ahora ya sabes las necesidades que dejaste de satisfacer y las que sí cubriste. De esta manera puedes buscar otras alternativas para el futuro, que tenga en cuenta tanto unas como otras.
Nuestro carretillero se dio cuenta de lo importante que era para él cuidar a sus compañeros tanto en lo que respecta a su seguridad como a su trabajo. Y también que lo vieran como un buen compañero. Por su puesto hacer bien su trabajo.
Por eso pensó que para el futuro, en caso de que les fuera a faltar material a sus compañeros y no le diese tiempo a llevárselo, conduciendo a la velocidad requerida y cumpliendo las normas, se lo iba a comentar previamente para que se pudieran organizar y el estuviera más tranquilo sin la presión que tenía antes. Diciéndoles que haría todo lo posible por entregarles a tiempo pero que no quería correr y poder atropellar a alguien o tener un accidente.
Así pudo tener un aprendizaje ya que se vivió el “duelo” de los sentimientos que tuvo por las necesidades que no había cubierto: Pudo entender sus dos partes, y desde ahí tomar conciencia y compromiso con nuevas alternativas que respetaban todo lo que él necesitaba.
¿Estás realmente aprendiendo de los errores? ¿Estás en disposición de ayudar a otros a hacerlo?
En Osarten podemos prestarte nuestra colaboración para trabajar codo con codo en el desarrollo los valores que sostienen una cultura preventiva positiva. Si es así no dudes en contactar con mi compañero Igor López (619288048; iglopez@osarten.com) o conmigo mismo Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com).
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