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Gemba Walks desde la Dirección: 10 Claves para Impulsar una Cultura Preventiva Positiva

cultura preventiva Osarten

En el camino hacia una cultura preventiva positiva, pocas herramientas de liderazgo en seguridad son tan potentes —y a la vez tan subestimadas— como el Gemba Walk, los paseso de seguridad o los safety walks. Esta práctica, nacida del pensamiento Lean, invita a los líderes a salir de sus despachos y acercarse al lugar donde realmente ocurren las cosas: el “Gemba”, el terreno, el taller, la línea de producción, el almacén… el corazón operativo de la organización.

Pero no se trata solo de “pasear”. Cuando el gemba de seguridad se convierte es una excursión o en un paseo la persona de Dirección que lo realiza es percibida como una «gestora de pasillos». Un Gemba Walk bien hecho puede ser una palanca transformadora para la cultura de seguridad, salud y bienestar. ¿La clave? Que la dirección lo entienda no como una inspección, sino como una oportunidad para escuchar, aprender y construir confianza.

En muchas organizaciones, la cultura preventiva se percibe como algo que “viene de arriba”, pero que rara vez se ve reflejado en comportamientos visibles. El Gemba Walk rompe esa barrera simbólica: cuando una persona de dirección se interesa genuinamente por cómo se vive la seguridad y salud en el día a día, se genera un mensaje poderoso. No es lo que decimos en los discursos, es lo que hacemos con nuestros pies y después hacemos en los despachos y salas de reuniones con la información recogida.

Aquí te comparto 10 recomendaciones para que los Gemba Walks desde la dirección sean realmente efectivos en la generación de cultura de seguridad:

  1. Define el propósito con claridad

Antes de salir al terreno, pregúntate: ¿Qué quiero lograr con este Gemba Walk? ¿Escuchar a las personas? ¿Observar cómo se aplican los procedimientos? ¿Detectar barreras para trabajar de forma segura? Tener un propósito claro evita que la visita se convierta en un simple recorrido sin impacto.

Además, compartir ese propósito con quienes te acompañan (técnicos, delegados,  mandos, responsables de área) ayuda a alinear expectativas y evitar malentendidos. Un Gemba Walk sin propósito es como un barco sin timón: puede moverse, pero no avanza.

  1. Ve con mentalidad de aprendiz, no de auditor

El Gemba Walk no es una auditoría encubierta. Es una oportunidad para aprender de quienes están más cerca del riesgo. Escucha y pregunta con humildad (2), haz preguntas abiertas y evita emitir juicios prematuros. La clave está en observar y comprender, no en corregir.

Cuando la dirección se presenta como “aprendiz”, se abre un espacio de diálogo auténtico. Las personas sienten que pueden hablar sin miedo, compartir sus inquietudes y proponer mejoras. Y eso, en términos de cultura, es oro puro.

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  1. Haz preguntas que inviten a la reflexión

En lugar de preguntar “¿Estás usando los EPIs?”, prueba con:

  • “¿Qué dificultades encuentras al usar este equipo?”
  • “¿Qué harías diferente para que esta tarea fuera más segura?”
  • “¿Qué es lo que más te preocupa de este trabajo?”

Las preguntas poderosas abren conversaciones y generan confianza. No se trata de interrogar, sino de explorar juntos la realidad del trabajo. Y muchas veces, las mejores ideas de mejora surgen de esas conversaciones informales.

  1. Reconoce lo que se hace bien

La cultura de seguridad no se construye solo corrigiendo desviaciones, sino también reforzando comportamientos positivos. Aprovecha el Gemba Walk para agradecer, reconocer y visibilizar buenas prácticas. Un “gracias” sincero acompañado del impacto que tiene en tí la buena práctica puede tener más impacto que cualquier cartel.

El reconocimiento no tiene por qué ser grandilocuente. A veces, una mirada, una sonrisa o un “me ha gustado cómo has resuelto esto” bastan para reforzar una conducta segura. La clave está en ser genuino.

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  1. Sé constante y predecible

Un Gemba Walk aislado puede generar sospechas. Pero si la dirección aparece de forma regular, con actitud abierta y coherente, se convierte en una presencia esperada y valorada. La constancia es clave para construir relaciones de confianza.

Además, la regularidad permite observar la evolución de las condiciones, detectar patrones y dar seguimiento a compromisos. Un Gemba Walk mensual, bien hecho, puede tener más impacto que una campaña anual de PRL.

  1. Involucra a mandos intermedios y delegados de prevención

No vayas solo. Invita a responsables de área, supervisores o delegados de prevención. Esto no solo enriquece la mirada, sino que refuerza la idea de que la seguridad y salud es un esfuerzo compartido.

Eso sí, asegúrate de que todos compartan el mismo enfoque: escuchar, no fiscalizar. Si alguien adopta una actitud punitiva, se rompe la dinámica de confianza. Antes de salir, conviene alinear criterios y recordar que el objetivo es aprender, no sancionar.

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  1. Toma nota y haz seguimiento

Escuchar sin actuar puede ser peor que no escuchar. Si durante el Gemba Walk surgen propuestas o se detectan barreras, anótalas y haz seguimiento. Comunica qué se ha hecho con esa información. Esto demuestra compromiso y refuerza la credibilidad.

Una buena práctica es cerrar cada Gemba Walk con un pequeño resumen: “Hoy hemos visto esto, nos llevamos estas ideas, y en dos semanas os contamos qué hemos podido hacer”. La transparencia genera confianza.

  1. Adapta el lenguaje al contexto

Evita tecnicismos o discursos corporativos. Habla con cercanía, usa ejemplos concretos y adapta tu lenguaje al de las personas con las que conversas. La conexión humana es más poderosa que cualquier manual.

Recuerda que la seguridad no se vive en PowerPoints, sino en la realidad cotidiana. Si quieres influir, primero tienes que conectar. Y para conectar, hay que hablar el mismo idioma.

  1. «Escucha» también lo que no se dice

A veces, el silencio, las miradas o los gestos dicen más que las palabras. Presta atención al clima emocional, a las señales no verbales, a los “no lo decimos pero todos lo sabemos”. La cultura se expresa también en lo implícito.

¿Hay miedo a hablar? ¿Se percibe tensión cuando aparece alguien de dirección? ¿Se evita mirar a los ojos? Todo eso también es información. Y muchas veces, es la más valiosa.

  1. Reflexiona después de cada visita

Al terminar el Gemba Walk, dedica unos minutos a reflexionar: ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué me ha sorprendido? ¿Qué puedo mejorar en mi próxima visita? Esta práctica de reflexión continua es clave para evolucionar como líder en seguridad y salud.

Puedes incluso compartir esa reflexión con tu equipo: “Hoy he aprendido que…” o “Me ha hecho pensar cuando alguien me dijo que…”. Mostrar que tú también estás en proceso de aprendizaje humaniza tu liderazgo.

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Cierre: Liderar con los pies en el suelo

Los Gemba Walks no son una moda ni una técnica más. Son una herramienta poderosa para conectar la estrategia con la realidad, para humanizar la seguridad y para construir una cultura donde las personas se sientan escuchadas, valoradas y protegidas.

Cuando la dirección se acerca al terreno con actitud de escucha, coherencia y compromiso, envía un mensaje claro: “La seguridad no es solo un valor en los carteles, es una prioridad en nuestra forma de actuar”.

Para implantar o mejorar sus safety walks puedes contar con Osarten. Contáctanos y te ayudaremos (Martín Silva 674966441; msilva@osarten.com; Igor López 619288048; iglopez@osarten.com).

 

Para saber más:

(1) Imai Masaaki. Gemba Kaizen. Un enfoque de sentido común para una estrategia de mejora continua. 2015. Kaizen Institute & McGraw Hill.

(2) Schein, Edgar. The Humble Inquiry. The Gentle Art of Asking Instead of Telling. 2013. Berrett-Koehler Publishers.

(3) Bremer, Michael. Cómo hacer un Gemba Walk. 2021. Profit Editorial.

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