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BBS (2): ni palomas, ni perros… comportamientos de personas

Os contaba en un post anterior que los orígenes de la BSS se remontan a 1978 (con los trabajos de las Dra. Koniki y Dra. Sulzer-Azaroff). Sin embargo, en una gran parte de la bibliografía sobre BBS se citan principalmente otros trabajos y otros principios psicológicos.

Algunos de estos principios se elaboraron mucho tiempo antes de aplicarse los sistemas de imagen funcional que actualmente se utilizan en neurociencia y que han aportado (y siguen aportando) valiosa información sobre cómo funciona el cerebro humano.

Condicionamiento operante: las palomas de Skinner

Los trabajos que más se citan en los manuales de BBS son los de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990), pionero de la psicología experimental y defendió el conductismo, que considera el comportamiento como una función de las condiciones ambientales de refuerzo.

Skinner es conocido principalmente por sus trabajos sobre el condicionamiento operante. Para ser justos, Iván Pávlov (1849-1936), Edward Lee Thorndike (1874-1949) y John B. Watson (1878-1958) sentaron algunas de las bases de las que partió Skinner.

En los años 20 (del siglo pasado) Skinner empezó a trabajar con palomas que colocaba en un ambiente libre de distracciones denominado caja de Skinner, en el que se podían manipular las condiciones en las que se proporcionaba alimento(recompensa) a los animales. Sus estudios utilizando esta caja permitieron descubrir muchos de los factores que influyen en el condicionamiento operante.

Respuesta instrumental u operante: Cualquier tipo de comportamiento que induce a una consecuencia concreta que puede variar en función de esta conducta. Su nombre hace referencia a su utilidad para lograr un fin, de ahí lo de instrumental, y también a que actúa sobre el entorno, por ello lo denomina operante.

Consecuencia: Según el condicionamiento operante, una consecuencia es resultado de una respuesta, pudiendo ser esta, positiva o negativa para la persona. La consecuencia positiva se denomina refuerzo y la negativa, castigo.

Los expertos en condicionamiento operante insisten en clarificar que lo que se refuerza o castiga son conductas y no sujetos, aunque habría que preguntar lo que perciben los sujetos…

Refuerzo o reforzamiento: Es la denominación que se le otorga a las consecuencias de los comportamientos cuándo posibilitan que exista una mayor probabilidad de que vuelvan a repetirse:

  • Refuerzo positivo o condicionamiento de recompensa: Un refuerzo positivo es un objeto, evento o conducta cuya presencia incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Se llama «refuerzo» porque aumenta la frecuencia de la conducta, y «positivo» porque el refuerzo está presente.
  • Refuerzo negativo: Un refuerzo negativo es un objeto, evento o conducta cuya retirada incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Igual que antes, se denomina «refuerzo» porque aumenta la frecuencia de la conducta, pero «negativo» porque la respuesta se incrementa cuando el refuerzo o la recompensa desaparece.

Castigo: Toda consecuencia de una conducta que disminuya las opciones de que se repita, es un castigo. Al igual que sucede con el reforzamiento, el castigo puede ser positivo o negativo.

En el castigo positivo se aplica un estímulo repulsivo para que el individuo cese en la realización de una determinada conducta. En el caso del castigo negativo, el modo de proceder es retirar un estímulo deseado por el sujeto ante la materialización de un comportamiento. En un castigo positivo se trata de dar algo que no gusta al individuo para evitar una repetición de un comportamiento y en el castigo negativo lo que se hace es retirar algo positivo al sujeto que se ha comportado de una forma determinada.

Aunque el castigo puede ser en ocasiones muy eficaz para hacer que desaparezca una conducta, se recomienda utilizarlo lo menos posible, ya que en muchas ocasiones la conducta solo desaparece temporalmente o únicamente en los contextos en los que es probable el castigo. Además, genera gran cantidad de consecuencias secundarias (como frustración, agresividad, etc.)  no deseables.

 

Cuando aspiramos a que las personas abandonen los comportamientos inseguros y los sustituyan por comportamientos seguros cabría preguntarse:

  • Las personas perciben el comportamiento seguro ¿como un castigo o como una recompensa?
  • ¿El comportamiento seguro es un refuerzo “más fuerte” que el que aporta el comportamiento inseguro?

En definitiva,  si el trabajador satisface alguna “necesidad” a través del comportamiento inseguro que no atiende el comportamiento seguro surgirá el conflicto.

Condicionamiento clásico: el perro de Pavlov

Antes he citado a Pavlov. Seguro que a casi todos nos han hablado del perro de Pavlov. Los experimentos de Pavlov analizan la salivación de los perros (respuesta incondicional) en presencia de comida (estímulo incondicional). Después hacía coincidir el estímulo de la comida con otra señal, un sonido (estímulo condicional) de manera que se creaba una asociación entre estímulos. De esta forma, al final del proceso se conseguía que con el sonido (estímulo condicional) se produjera la respuesta de salivación.

Algunos autores señalan que el condicionamiento clásico funciona en comportamientos seguros asociados a respuestas instintivas.

 

Ambos condicionamientos, clásico y operante, son mecanismos de aprendizaje. Posteriormente a Skinner y Pavlov la psicología ha completado las teorías de aprendizaje aplicables también a la BBS pero que no todos los expertos en seguridad basada en la conducta han tenido en cuenta.

Por citar algunos trabajos y teorías, además del conductismo: el constructivismo, con la teoría del aprendizaje de Piaget y la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel; el aprendizaje social de Bandura; el constructivismo social; el aprendizaje experiencial con Carl Rogers; las inteligencias múltiples de Howard Gardner…

Como decía al principio, los estudios psicológicos tradicionales están sufriendo una auténtica revolución con los sistemas de diagnóstico por imagen funcional, en los que se “ven” en tiempo real el funcionamiento del cerebro. Así, la neurociencia está aportando nuevos conocimientos sobre los procesos de toma de decisiones y desarrollo de comportamientos. Todo ello pone de manifiesto que, en cuanto a comportamientos y decisiones, los humanos somos más complejos que perros y palomas.

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

Como decía anteriormente, no todos los proyectos de BBS ni los expertos en la materia, han tenido en cuenta los nuevos conocimientos que la psicología y la neurociencia han aportado al estudio comportamental y siguen aplicando una BBS clásica.

En ocasiones, más de las que nos gustaría, el comportamiento humano contribuye a generar situaciones inseguras. Si aspiramos a influir y potenciar los comportamientos seguros, primero debemos entenderlos. Correr riesgos forma parte de la naturaleza humana. Algunos autores han identificado qué factores pueden tentar a las personas a desarrollar comportamientos inseguros en el trabajo, entendidos como aquellos que tienen la capacidad potencial de ocasionarnos daños a la salud. Estos factores serían

  1. Priorizar a la organización.
  2. Seguir al líder.
  3. No darse cuenta de que algo es un riesgo; a) No darse cuenta que que algo e sun riesgo, b) Exceso de confianza o habituación a riesgos
  4. Seguir o no las normas, para ser “eficaces”.
  5. Seguir la conducta del grupo (conformidad con el grupo / pertenencia al grupo).
  6. Nivel de tensión óptima (eustrés) para responder a la situación.
  7. Influencia inconsciente del entorno.

De estos factores os hablaré en un próximo post. Si quieres poner en marcha iniciativas de BBS remodelada* puedes contactar con mi compañero Martín Silva (674966441; msilva@osarten.como conmigo (619288048;iglopez@osarten.com).

* Creo que acabo de inventar el término BBS remodelada, para referirse a la BBS que ha incorporado las aportaciones de la neurociencia de la psicología actual a la BBS “clásica”.

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