, ,

¿Qué tiene que ver la sensibilidad al peligro con la cultura preventiva?

sensibilidad al riesgo

Quiero aclarar que este post no trata de personas especialmente sensibles. Dentro de la serie de posts dedicada a neuro-seguridad, hace unas semanas hablábamos de la detección de riesgos. Uno de los procesos cerebrales implicados en esta detección es la sensibilidad al peligro, la percepción de estímulos externos que pueden ser asociados con daños.

Constantemente nuestro cerebro está recibiendo información del exterior a través de nuestros sentidos. Por simplificar, vamos a limitarnos a los sentidos aristotélicos (vista, oído, gusto, olfato y tacto) y dejar a un lado otras informaciones que recibe nuestro sistema nervioso.

La información de los peligros nos llega a través de los sentidos

De todos los estímulos que llegan a través de nuestros sentidos (principalmente vista, oído y olfato) nuestro cerebro “selecciona” aquellos que son potencialmente peligrosos y como consecuencia de nuestro instinto de supervivencia les presta atención “extra”. No tiene porqué tratarse de un proceso consciente de atención; así que sería mejor pensar en que nuestro cerebro no descarta esa información como irrelevante y desencadena una serie de acciones como respuesta.

Por lo tanto, uno de los factores que influyen en la sensibilidad al peligro y a la percepción del riesgo son los sentidos.

La sensibilidad al peligro es innata…

La neurociencia nos indica que la sensibilidad al peligro es un proceso innato, imitado a unos pocos peligros al comienzo de nuestra vida y a los que sumaremos otros.

Sólo aquellos peligros que han estado presentes frecuentemente en el curso de la evolución humana han sido “preprogramados” en nuestro cerebro (1)(2). Principalmente estos miedos preprogramados son:

  1. Altura, calor y fuego.
  2. Reptiles e insectos.
  3. Condiciones meteorológicas adversas (tormentas, rayos y truenos).
  4. Entornos y personas desconocidas (3)
  5. Situaciones en las que la persona permanece sola (perdida, aislada o alejada de su grupo).

Desde el punto de vista de seguridad y salud en el trabajo, el factor “familiaridad” puede ser el más interesante. La falta de familiaridad proporciona una reacción natural de desconfianza, sospecha o ligero miedo, de forma que estamos más alerta. Este mayor nivel de alerta permite procesar una mayor cantidad de información y responder con mayor rapidez ante el peligro.

Obviamente la falta de familiaridad se ve afectada por la habituación a la nueva situación. Las personas que comienzan a trabajar en un puesto de trabajo nuevo para ellos suelen ser mas sensibles a los peligros, los perciben con mayor intensidad. A medida que la novedad en el puesto da paso a la rutina, la sensibilidad al riesgo se ve atenuada. Pero este es un proceso aprendido.

… y también aprendida

Para sobrevivir en la sociedad actual y en el trabajo necesitamos ampliar el listado de miedos preprogramados. Para lograrlo disponemos de un proceso de aprendizaje que complementa los mecanismos innatos.

El aprendizaje consiste en conectar el estímulo externo con la sensación de miedo. Una vez que se establezca esta conexión cada vez que se perciba el estímulo se desencadenará la sensación de miedo. Este miedo disparará una serie de respuestas en nuestro cuerpo que supondrán una mayor preparación para la acción.

sensibilidad al riesgo

Esto explica por qué hay un mayor número de incidentes al comienzo del desempeño de un nuevo puesto de trabajo. Por ello, desde el punto de vista de seguridad y salud en el trabajo, se debe formar gradualmente a las nuevas incorporaciones sobre los peligros asociados al nuevo entorno de trabajo (4). Se recomienda que esto se realice partiendo de cero, no dando nada por supuesto y considerando que la persona desconoce todos los riesgos.

En cultura preventiva, cuando queremos potenciar el autocuidado y el cuidado de los demás, este entrenamiento se puede realizar de forma eficiente por parte de un compañero de trabajo que tenga conocimiento y experiencia, y quiera desarrollar este papel de formador o tutor. Es práctica habitual que, durante el periodo de acogida, el trabajador novel este acompañado por un trabajador veterano, que ejerce labores de formador y, en algunos casos, hasta mentor.

Mecanismos de creación de la sensibilidad al peligro

La sensibilidad al peligro ocurre mediante tres mecanismos de aprendizaje: el condicionamiento, el aprendizaje de modelos y el aprendizaje económico.

Condicionamiento

Es muy probable que durante el bachillerato estudiases el condicionamiento clásico y el experimento de los perros de Pavlov.  El mecanismo de condicionamiento interviene sobre un proceso instintivo: la conexión entre una respuesta refleja y el objeto que despierta dicha respuesta puede ser extendido a otro objeto.

sensibilidad al riesgo

En este caso, la sensibilidad al peligro existe cuando alguien siente miedo cuando percibe un estímulo. Mediante el condicionamiento extendemos la conexión estimulo-miedo a otro estímulo. Normalmente esta extensión se puede construir durante la capacitación técnica para desempeñar una tarea. Por ejemplo, si una persona “tiene” miedo a la electricidad se puede extender esa «sensibilidad» a los peligros de una amoladora angular eléctrica.

El mecanismo de condicionamiento, además de durante la capacitación y acogida de las nuevas incorporaciones, se puede activar durante el análisis previo de tareas, los briefings de seguridad pre y post tarea, o los análisis de riesgo de último minuto o el «tiempo muerto».

Personas que son modelo y ejemplo

Consiste en aprender de otra persona que es ejemplo o modelo de las sensaciones y respuestas correctas, que marcan la diferencia entre estar seguro o estar en situación de peligro. La persona que ejerce de modelo de referencia puede compartir abiertamente sus percepciones (por ejemplo, diciendo “ten cuidado al cambiar el disco de la amoladora y asegúrate de que está desenchufada”) o puede ser observada directamente la forma de actuar de la persona que ejerce de ejemplo visible (por ejemplo, cuando ésta desenchufa la amoladora antes de manipularla).

Este proceso de aprendizaje comienza de forma “automática” cuando vemos, escuchamos o sentimos a otras personas actuar. Se trata de una forma de aprendizaje por imitación.

  • Cuando la persona observa el comportamiento de otros, lo evalúa como si fuese su propio comportamiento. En base de esta valoración, ajusta de forma automática su propio comportamiento.
  • El aprendizaje permanece activo en la medida en que la persona esta rodeada de modelos de comportamiento que son valiosos para la persona; los comportamientos que se ven afectados por este aprendizaje son aquellos que le resultan familiares y también los comportamientos nuevos. Es fundamental que el comportamiento sea creíble. A mayor discrepancia entre lo que se dice y se hace, se percibe a la persona modelo como menos confiable.
  • Neurológicamente se considera que están implicadas las neuronas espejo y procesos de empatía; generamos sensibilidad al peligro cuando vemos a otros exponerse a peligros y compartimos sus experiencias.

sensibilidad al riesgo

El aprendizaje a través de personas que actúan como modelos de comportamiento  se sirve también de la necesidad instintiva que tenemos los seres humanos de mantener conexiones con otras personas, especialmente con los miembros de nuestro grupo. Adicionalmente, se da la circunstancia que cuando reflejamos el comportamiento de otros somos percibidos por éstos como más agradables.

Además de en las inducciones y periodos de acogida, el aprendizaje de modelos tiene lugar en la operativa diaria respecto a los comportamientos del resto de miembros del equipo, y también durante los relatos de seguridad.

Balance «económico» comportamental

Se basa en que la persona realiza un comportamiento con mayor frecuencia si el comportamiento tiene consecuencias positivas y abandonamos el comportamiento si tiene consecuencias negativas. Este aprendizaje se guía por principio de ensayo-error, por lo tanto aprendemos al equivocarnos. La paradoja es que en seguridad estamos intentado evitar las equivocaciones tanto como sea posible.

sensibilidad al riesgo

En el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, los programas de BBS, Behaviour Based Safety se sirven de este mecanismo.

 

Estos mecanismos demás de para fomentar la sensibilidad del riesgo también los podemos emplear para reducir la sensibilidad al peligro mediante la desensibilización y la habituación como se hace con algunas fobias o traumas.

Si quieres implantar herramientas que favorezcan el desarrollo de cultura preventiva y que tienen en cuenta los conocimientos actuales en neurociencias puedes ponerte en contacto con mi compañero Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com) o conmigo,  Igor López (619288048; iglopez@osarten.com).

 

Para saber más:

(1) Seligman, M.E.P. Phobias and preparedness. 1971. Behavior Therapy, 2 307-321.

(2) Ohman, A. & Mineka S. Fears, phobias and preparedness. Toward an evolved module of fear and fear learning. 2001. Psychological review, 108(3), 483-522.

(3) Tsuchiya, N., Moradi, F., Felsen, C, Yamazaki, M. & Adolphs, R. Intact rapid detection of fearful faces in the absence of the amygdala. 2009. Nature Nouroscience, 10(10), 1224-1225.

(4) Vlakveld, W.P. Toetsen en trainen van gevaarherkenning: Onderzoek naar de toetsbaarheid en trainbaargeid van gevaarherkenning bij jonge beginnende automobilisten in 2007. 2008. SWOV, D-2008-2.

(5) Daalmans, Juni. Human Behaviour in Hazardous Situatios. Best practice safety management in the chemical and process industries. 2013. Elsevier.

 

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *