Que no te salga rana
Es increíble como la naturaleza nos aporta constantemente metáforas que nos ayudan a entendernos mejor a nosotros mismos. Es el caso de las ranas, que son un buen ejemplo de lo que pueden suponer las creencias.
Continuando con mi travesía por las creencias, y cómo afectan a comportamientos en el ámbito de la seguridad, la salud y el bienestar, os traigo este post. Espero que no me salga rana.
Dirección de las creencias
En el post anterior ( Cómo te cuidas, refleja tus creencias), expresaba lo que son las creencias, sus características y lo que afectan a los comportamientos. Otros aspectos importantes de las mismas es que pueden “positivas” o potenciadoras, cuando nos proporcionan motivación, impulso, expansión y un mayor bienestar, o por el contrario limitativas, cuando nos impiden alcanzar algo que deseamos, nos hacen creer vulnerables, nos restringen, limitan nuestra apertura a nuevas experiencias, restringen nuestro bienestar. Con esto no desdeño estas últimas, porque también han cumplido una función positiva de protección, en general. Aunque hemos de ser conscientes de las limitaciones que nos producen, y seguramente dejarlas atrás para ampliar nuestra experiencia, mediante las que nos potencian.
Aunque no seamos conscientes, las creencias tienden a autoafirmarse a través de nuestros comportamientos. Puede que los resultados a los que nos llevan estos comportamientos no nos gusten, y que además nos cueste cambiarlos, incluso aunque lo queramos hacer y lo intentemos.
Para cambiar de creencias
Una cuestión que se me plantea en este punto es si en materia de seguridad y salud laboral, las personas quieren cambiar sus comportamientos, cuando estos no son seguros y saludables. Porque es necesario querer cambiar. El cambio comienza para cada cual, cuando realmente quiere cambiar, a pesar de las resistencias que pueda tener para hacerlo.
Cuando preguntas a las personas si consideran que tienen comportamientos inseguros o que atentan contra su salud, normalmente no hay una respuesta afirmativa clara y contundente. Cuando crees que haces las cosas bien, o que te funcionan bien hasta ahora ¿por qué tendrías que cambiar?
A no ser que alguien honestamente considere que no hace algo tan bien y que quizás podría cambiar. Pero estos casos son menos.
Por tanto, en mi opinión es muy importante trabajar sobre creencias que vayan aumentando la conciencia de la importancia de la estima personal, y por tanto el cuidado, para poder aflojar las creencias que dificultan abrirse a una mayor flexibilidad respecto a que quizás, una persona podría cambiar su manera de comportarme, porque no es la única manera que significa que las cosas se hagan bien.
No puedo…
Las creencias limitativas giran alrededor de “no puedo…” Por ejemplo, “no puedo usar las gafas porque son incomodas”, “no puedo parar aunque haya riesgo porque me exigen producir”, “no puedo seguir las normas cuando me meten prisas”, etc.
En todas ellas hay una posición de impotencia, de imposibilidad de hacer otra cosa, ni siquiera de intentar otras posibilidades, de pensar en alternativas, ni tan siquiera a veces de expresarlo. Es habitual que no haya ninguna reflexión sobre el cuestionamiento de esta limitación. Que no solo limita las capacidades de la persona ahora, sino que también para el futuro.
Una buena metáfora de como funcionan las creencias limitantes, es la forma en la que funciona el ojo de una rana: una rana ve todo lo queda en su entorno inmediato, pero solo interpreta como alimento las cosas que se mueven y tienen una forma y configuración determinada. Esta es una forma muy eficaz de proveer a la rana de alimentos como son las moscas. Sin embargo, como sólo objetos negros en movimiento son reconocidos como alimentos, una rana morirá de hambre encerrada en una caja llena de moscas muertas.
La mejor manera de saber si uno es capaz es plantearse que puede hacerlo, y es actuar como si pudiera. Si verdaderamente no lo puede hacer no lo hará. Si es realmente imposible, uno se dará cuenta de ello. ¿Es realmente imposible llevar un casco, unas gafas o seguir unos procesos seguros?
Cultivar la propia estima
Las creencias, aunque a veces no lo parezca, se pueden cambiar, de hecho se cambian, porque son una elección. No son algo inamovible.
En materia de seguridad y salud, necesitamos previamente poder hacer “tambalear” las creencias actuales, ponerlas en tela de juicio. Mejor , obviamente, sin que sea necesario llegar a experiencias de accidentes e incidentes, y enfermedades, que evidencian la necesidad de cambio. E insisto que en mi opinión, mucho va a depender de lo que trabajemos en cultivar la estima de las personas por ellas mismas. Para ello el ejemplo de los líderes y su estilo de liderazgo es fundamental.
Reconociendo creencias
Otra forma de reconocer las creencias está en palabras que a menudo utilizamos en nuestro lenguaje como “tengo” “debo”, “hay que”. Por ejemplo “Tengo que solucionar los problemas de incidencias de producción porque si no, no obtendré su aprobación” o “si quiero que me reconozcan”. Obedecen con toda seguridad a años de mensajes y evidencias de que la producción era lo primero, y que aún se mantienen. Para muchas personas, a pesar de que los mensajes hayan cambiado, siguen manteniendo esa creencia inconsciente.
Tipos de creencias
Hay varios tipos de creencias que han de estar bien situadas con el fin de conseguir un objetivo deseado como es un mayor cuidado y bienestar en el trabajo.
De acuerdo con los estudios de R. Dilts (1) podemos hablar de varios tipos de creencias:
1. Cuando una persona se cree que un objetivo es alcanzable o no.
Ej.: “No se pueden usar determinados epi”, “Se puede hacer que el trabajo sea más seguro”.
En este caso, también podría ser que la persona lo vea posible para otros pero no para ella. Por ejemplo.: “Eso es para los jóvenes, ellos están más acostumbrados a usar epi, yo ya soy mayor y ya no voy a cambiar”.
2. Cuando además de la anterior, la persona cree que tiene todo lo que hace falta para alcanzarlo o no.
Valdrían los ejemplos anteriores pero dichos en primera persona: “No puedo usar determinados epi”. “Puedo hacer que mi trabajo sea más seguro”.
3. Cuando una persona cree en lo que va a ocurrir con su comportamiento en una situación determinada.
Aquí están todas las interpretaciones sobre comportamientos ante situaciones de riesgo, que si salen “bien”, se convierten en experiencias de las que sacamos nuestras conclusiones. Y que si se repitan se refuerzan más y acaban convirtiéndose en creencias firmes sobre la expectativa, con respecto a este comportamiento.
Podríamos decir que el “exceso de confianza”, en el que podríamos encuadrar este caso, es en realidad una creencia sobre la expectativa, obtenida de las conclusiones de experiencias repetidas. Por eso cuesta tanto cambiar esta situación.
Además de estas creencias, R. Dilts (1996) aporta las siguientes:
- Las que determinan cuales son las causas de algo.
- Las que establecen el significado de una situación.
- Aquellas creencias que definen a uno mismo/a o a otro/a alguien. Le enmarcan en un tipo de persona.
En el próximo post las abordaré. Te animo a acompañarme.
En Osarten podemos prestarte nuestra colaboración para trabajar codo con codo en transformar las creencias limitantes en seguridad y salud y así desarrollar la cultura preventiva. Si es así no dudes en contactar con mi compañero Igor López (619288048; iglopez@osarten.com) o conmigo mismo Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com).
Referencias:
(1) Robert Dilts. Investigador, autor, formador y consultor de Programación Neurolingüística (PNL) desde 1974.
Autor de “Identificación y cambio de Creencias”. Editado por Urano (1999).
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