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Los líderes de primera línea ante las limitaciones humanas y la exposición a riesgos

Sabemos que para el desarrollo de la cultura preventiva el papel de liderazgo es esencial. En concreto el papel del liderazgo de primera línea, los mandos más directos. Vamos a tratar en este y los siguientes posts, algunos aspectos que es importante que un líder de primera línea tenga presente para desarrollar la cultura preventiva en su equipo. Así como acciones que muestran un auténtico liderazgo de la seguridad y salud, y que van más allá de lo que se piensa normalmente que forma parte del papel del mando directo en seguridad y salud. En este post vamos a ir un paso más allá de la evaluación de riesgos, como algo estático. Y veremos que ocurre con los riesgos, cuando las personas están expuestas a ellos, encontrándose en determinados estados, que a menudo se dan por las propias limitaciones humanas.

El ser humano no es perfecto y existen una serie de limitaciones que pueden afectar los niveles de riesgo en el trabajo.

Con frecuencia, el riesgo de un incidente de seguridad puede llegar a niveles inaceptables si se pasan por alto ciertas señales que indican que en situaciones concretas, se están combinando de forma peligrosa las limitaciones humanas, y el tipo de actividad laboral.

Esto supone que por un lado, es importante para un líder de primera línea, mandos directos de los equipos, ser consciente de las limitaciones humanas, tanto las propias como las de los miembros del equipo. Esto le permitirá estar más informado y gestionar eficazmente el riesgo.

Estas limitaciones producen determinados estados como por ejemplo falta de atención debido a las propias limitaciones que tenemos para mantenerla, trabajar con el “piloto automático”, el estrés, la fatiga mental y física, la complacencia o exceso de confianza. Así como contar con competencias insuficientes para trabajar de forma segura y saludable.

El papel de los líderes de primera línea

Por todo ello, es importante que los líderes de primera línea sean conscientes de que estos estados, al combinarse con los riesgos que forman parte del proceso, y que se conocen por la evaluación de riesgos (riesgos situacionales), pueden aumentar notablemente la posibilidad de un accidente, es decir incrementar el riesgo.

Siendo consciente de lo anterior,

una función de los líderes de primera línea en un contexto de cultura preventiva positiva, es estar atentos a las señales que pueden indicar que ha aumentado el riesgo de una persona de su equipo. Al combinarse los riesgos situacionales, con estados que limitan la percepción correcta de los mismos. Además de detectar estas señales, su función es ayudarles a situarse en una percepción de los riesgos adecuada, y por tanto promover operaciones de trabajo estables y confiables.

Veamos qué puede hacer un líder de primera línea en los siguientes estados:

Complacencia/exceso de confianza

Por ejemplo, la complacencia es el estado psicológico en el que el riesgo se ignora o se minimiza debido a la repetición, y que es reforzado por la inexistencia (hasta el momento) de incidentes o son menores. Si se combina este escenario con una situación laboral donde se requiere una repetición prolongada de acciones, el riesgo puede ser significativo y alto.

El papel de un líder de primera línea en esta situación es detectar signos de este estado, y ayudar a los trabajadores a evaluar el nivel de riesgo, y asegurar que están operativos los controles apropiados.

Estrés

Por ejemplo, una persona que está experimentando estrés personal, puede llegar a un entorno en el que hay una gran carga de trabajo, o mucha presión, u operaciones de riesgo importante. El estrés y la alteración emocional puede sacar a la persona que lo experimenta del momento presente (Ver post: “La atención en el momento presente y los comportamientos inseguros”), le distrae de lo que está haciendo y del entorno. Por tanto la probabilidad de un accidente en este estado, ante una situación de riesgo, se multiplica.

Recuerdo el caso de un trabajador que sufrió un accidente y perdió un dedo. Este trabajador era bastante polivalente y su Encargado, cuando faltaba algún compañero en otro puesto de trabajo, lo solía cambiar, porque lo sabía hacer y lo consideraba un buen trabajador. Sin embargo el trabajador interpretaba esto de forma negativa, pensaba que el Encargado le quería fastidiar y por eso lo cambiaba. Era pura interpretación. Un día que el Encargado le cambió, el trabajador entro en un estado de ira muy fuerte, que no manifestó sino que trataba de reprimir. En este estado emocional alterado por el estrés, continuó trabajando. Sus tareas tenían riesgos, sin embargo su mente estaba en aquello que pensaba que le hacía el Encargado, y toda una serie de pensamientos que le alteraban emocionalmente sobre la situación. En un momento que estaba usando la flejadora, en este estado, se pillo el dedo, y lo perdió.

Por eso, es importante que el líder de primera línea se asegure que se evalúen previamente y se controlen las fuentes de estrés, antes de que el trabajador se exponga a los riesgos. (veremos en otro post como la escucha activa es una excelente habilidad en estas situaciones).

Cargas elevadas de trabajo y presión sobre el tiempo,

contribuyen al estrés, la disminución de la atención, y el aumento del cansancio mental o fatiga.

Una vez más, esto puede provocar que las personas se distraigan, tomen atajos y olviden pasos clave en una tarea.

En estos casos el líder de primera línea en seguridad y salud puede realizar algunas acciones como conseguir recursos adicionales para reducir la presión, renegociar los plazos o ayudar a los trabajadores para priorizar sus tareas.

Tareas complejas

Las tareas complejas requieren que los trabajadores dediquen más esfuerzo y atención para completarlas de manera segura. Cuando las tareas son complejas, las personas pueden concentrarse en ellas y no considerar los peligros que tienen alrededor. También experimentar fatiga mental y sufrir estrés, particularmente si la tarea es demasiado compleja o está más allá de su capacidad.

Algunas cosas que puede hacer el líder de primera línea en este caso son: capacitar a las personas para adquieran la competencia necesaria en las tareas, poner a los nuevos trabajadores bajo la supervisión de trabajadores más experimentados, desglosar la tarea en pasos más simples o cambiar la tarea para reducir la complejidad.

Rutina

Si las tareas se vuelven rutinarias, significa que los trabajadores están muy familiarizados con ellas. Esta rutina coloca a los trabajadores en piloto automático, aumenta la complacencia y los trabajadores pueden pasar por alto cambios o señales importantes de riesgo en su entorno y elementos que entran en juego en la tarea.

En este caso es apropiado que el líder de primera línea pueda rotar a los trabajadores a diferentes tareas a lo largo del día, posibilite descansos regulares o rediseñe la tarea para dar más variedad.

¡No te quedes solo en la evaluación de riesgos, sé consciente de que la posibilidad de accidente cambia por la interacción humana con las situaciones de riesgo, y este crece cuando se produce en determinados estados de las personas!

En Osarten contamos con Programas de entrenamiento para que los mandos de primera línea desarrollen su liderazgo en seguridad y salud. Si quiere conocer más, puedes ponerte en contacto con mi compañero Igor López (619288048; iglopez@osarten.com) o conmigo mismo, Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com) y o mira en nuestra web.

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