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7 grados de delegación que generan diferentes tipos de cultura preventiva

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¿Delegación? Ahora que lo tengo controlado“, es algo que suelo escuchar con cierta frecuencia. Sabemos que las responsabilidades legales en prevención de riesgos laborales no se delegan. Al mismo tiempo la necesidad de integración de la seguridad y salud en la gestión diaria de la organización, así como la autonomía de las personas encaminadas hacia el autocuidado y el cuidado de los demás hacen que ciertas funciones se asignen o se deleguen a personas que realizan diferentes roles en la empresa.

Cultura para el Autocuidado y el Cuidado de los demás.

En otros posts  se ha señalado que en una cultura preventiva proactiva se activa el autocuidado de las personas. En esta cultura las personas han interiorizado la seguridad y la salud como Valor. En consecuencia, las personas cuidan de su propia seguridad y salud y establecen un compromiso con el cuidado.

Por otro lado en una cultura preventiva generativa, las personas extienden el cuidado propio (autocuidado) al Cuidado de los demás, cada una en la medida de sus posibilidades. Estas posibilidades dependen, entre otros, de la participación, del empoderamiento y  de la autonomía que dé la organización a las personas y los equipos para que éstos no dependan de los profesionales de la seguridad y salud en el trabajo.

Delegación para la seguridad y salud en el trabajo

Delegar puede dar vértigo. Ni que decir tiene cuando esta delegación de funciones puede terminar teniendo consecuencias legales. Así que algo como asignar una tarea o actividad a alguien para que lo realice se convierte en algo que no es tan fácil.

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La delegación de funciones debe hacerse atendiendo al deber de elección, deber de instrumentalización y al deber de control.

  • La persona delegante ha de designar a una persona que tenga la capacidad y preparación suficiente para controlar la fuente de peligro.
  • La persona delegante ponga a disposición de la delegada los medios adecuados y el poder preciso para controlar la fuente de peligro.
  • La persona delegante debe implementar las medidas de control adecuadas para verificar que el desenvolvimiento de las funciones delegadas se lleva a cabo en la forma en que es exigida por la obligación legal.

Conviviendo con estas necesidades “legales” aparece la necesidad de que, para generar culturas preventivas positivas, las personas que lideran la SST deben dejar a un lado su necesidad de controlar y asumir que las personas pueden tener y plantear diferentes formas de realizar la tarea, así como el “derecho” a equivocarse. Suele ser interesante que todas las partes tengan claros los límites y las “reglas del juego”.

En función del grado de delegación tendremos diferentes relaciones con las personas y diferentes efectos en la cultura preventiva.

Cultura preventiva  y los 7 grados de delegación

Jürgen Appelo (1) propone 7 niveles o grados de autoridad / delegación.

Nivel 1  – Decir

Asignar una tarea indicando sin más explicaciones la tarea a realizar.

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Nivel 2  –  “Vender”

Explicar la tarea a realizar intentando “convencer” a la persona que la va a realizar. Vamos que a veces la persona siente que le están “vendiendo la moto”.

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Nivel 3 – Consultar

Escuchar a las personas lo que tienen que decir antes de decirles lo que tienen que hacer. A algunos probablemente esto les resonará con las diferencias entre consulta y participación que se marcan en el apartado 5.4 Consulta y participación de los trabajadores de la norma ISO 45.001.

  • Consulta: Búsqueda de opiniones antes de tomar una decisión (2).
  • Participación: Acción y efecto de involucrar en la toma de decisiones (2).

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Nivel 4  –  Acordar

La persona que lidera la SST y sus colaboradores conversan y deciden juntos el alcance la tarea y su ejecución. Esta forma de actuar implica un cierto nivel de supervisión y probablemente nuevas conversaciones y acuerdos en función de los resultados que se vayan obteniendo.

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Los briefings pre y post tarea y los análisis previos de tarea pueden ser ejemplo de actividades y herramientas que generan cultura preventiva y que suponen un nivel 4 de delegación.

Nivel 5  – Asesorar

En este caso los colaboradores deciden lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo previa consulta no vinculante a la persona responsable.

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Nivel 6  – Preguntar

Los colaboradores deciden por sí mismos lo que hay que hacer y cómo se hace. la persona al cargo hace un seguimiento mínimo preguntando de vez en cuando por la evolución de los trabajos. En este las personas adquieren una mayor responsabilidad.

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Nivel 7  – Delegar

La persona delega totalmente en el equipo, éste decide y actúa con total autonomía. El equipo reporta los resultados cuando es necesario. Sería el nivel más alto de corresponsabilidad y autonomía en el equipo, así como de confianza.

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Si estás interesado en evolucionar la cultura para la seguridad, salud y bienestar de tu compañía, no dudes en contactar con mi compañero Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com) o conmigo mismo (Igor López (619288048; iglopez@osarten.com).

 

Para saber más:

(1) Appelo, Jürgen. Management 3.0: leading Agile Developers, Developing Agile Leaders. 2010. Ed. Addison-Wesley.

(2) ISO 45.0001 – Sistemas de gestión d ela seguridad y salud en el trabajo – Requisitos con orientación para su uso. 2018. Edita ISO.

 

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