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Cultura Preventiva o… ¿”culturilla” preventiva?

cultura de seguridad

Cada vez es más frecuente escuchar hablar de cultura preventiva: en conversaciones, en páginas web, en la promoción de comportamientos seguros… Pero no todo es Cultura Preventiva con mayúsculas, a veces escucho «vender» como cultura preventiva, el cálculo de índices de siniestralidad o la gestión de los EPIs. Puede ser una estrategia comercial pero me parece que existe el riesgo de banalizar el término «cultura preventiva» si no lo empleamos con propiedad.

La Cultura Preventiva, con mayúsculas

Para mí, la cultura preventiva de una organización es el resultado de los valores, creencias, actitudes, competencias, capacidades y habilidades, tanto de las personas individuales como del conjunto de ellas, que conforman el desempeño y el compromiso con la Seguridad y Salud en el Trabajo, de las personas y de la empresa. Este es el concepto de Cultura Preventiva (con mayúsculas) que utiliza Osarten y otras organizaciones.

Si quieres conocer otras formas de definir la cultura preventiva y el clima preventivo puedes leer este post de 2018.

Es probable que tú también conozcas propuestas serias y planteamientos rigurosos. Cuando los escuchas, en seguida, se nota que saben de lo que hablan y conocen cómo favorecer una cultura preventiva positiva.

Evolución de la cultura preventiva

«Culturilla preventiva» no es lo mismo cultura preventiva

Tuve un profesor en bachillerato, para quien la “culturilla general”, consistía en una serie de conceptos generales sin demasiada profundidad que, aunque necesarios, no permitían superar los exámenes de las asignaturas que impartía.

La semana pasada me acordé de mi antiguo profesor, cuando me di cuenta de que algunas personas y organizaciones más que hablar de cultura preventiva, están hablando de culturilla preventiva.

A veces tengo la sensación de que para algunas personas todo es cultura preventiva cuando se refieren a actividades de prevención de riesgos laborales «clásicas”. Aunque también puede ser que como la cultura preventiva está de moda, sea más atractivo decir que se trabaja la cultura preventiva cuando en realidad lo que se hace es dar cumplimiento a los mínimos establecidos en la Legislación.

Para mí, esto es postureo: aparentar lo que no es. Por ejemplo:

  • Me encuentro “culturillas preventivas” en planes estratégicos de SST que cuando se despliegan en acciones, proponen las mismas actuaciones que hace 10 años: evaluación, formación, información, investigación de accidentes… pero poca o ninguna integración de la SST y donde la seguridad y salud no son un Valor.
  • Algunas  “culturillas preventivas” se fundamentan en comprar un paquete informático para la gestión documental (papeles) de coordinación de actividades empresariales, pero que no va acompañada de una coordinación real cuando la contrata ya ha pasado el filtro del guarda o del portero. Si en el tajo, en el lugar de trabajo, no se hace organizan los trabajos, no se coordinan tareas, no se supervisan trabajos, etc. la CAE se queda en papel… mojado. O en un archivo electrónico… «mojado».
  • Me encuentro con máquinas vending que proporcionan equipos de protección individual con la promesa de potenciar la “cultura preventiva” y hacer que las personas se coloquen los EPI.
  • Paneles, marcadores y cruces verdes de accidentes, etc. indicando que en la planta llevan tropecientos días sin accidentes, aunque no indican que se trata de accidentes con baja, que de los otros todos los días ocurren varios.
«Aunque la mona se vista de seda, mona se queda» dice el refrán. En SST ocurre algo parecido: aunque los mínimos legales de PRL se adornen con sedas de «culturilla preventiva»,  los niveles de seguridad y salud que se alcanzan suelen ser básicos.

Podría seguir con otros ejemplos. Me da la sensación de que la cultura preventiva parece la panacea de todos los males de la PRL. Es como algo mágico que puede transformar el “plomo” de los accidentes y las enfermedades relacionadas con el trabajo en el “oro” de la seguridad y salud de las personas. En mi opinión, este tipo de planteamientos, además de confundir a las personas, no ayudan a las personas y organizaciones que creemos en la cultura preventiva. Quieres trabajamos en transformar la cultura preventiva de una organización sabemos que no es fácil y requiere esfuerzo por parte de las personas. Un esfuerzo serio y constante.

“Quiero hacer algo innovador”

Otras veces, me encuentro con personas que están buscando hacer algo novedoso, algo innovador. En principio, no tengo nada en contra contra lo nuevo o lo innovador, más bien al contrario.

El problema me surge, cuando eso innovador que quieres, no tiene sentido con la madurez preventiva de tu organización, ni con los objetivos preventivos marcados. Por ejemplo, no le encuentro sentido hacer risoterapia, aromaterapia o mindfulness como acción innovadora para prevenir el estrés si la evaluación de riesgos no contempla los riesgos psicosociales, ni se les espera.

Algo parecido ocurre con la cultura preventiva: es muy complicado desarrollar una cultura preventiva positiva cuando previamente no se ha dado una integración real de la PRL en todos los niveles y en todas las actividades de la empresa. En estos casos es más simple comprar un paquete informático o una máquina de vending de EPIs para «integrar la gestión de la PRL» y que sigan siendo los técnicos de PRL quienes lideren la seguridad y tiren del carro. Sin integración de la SST no hay cultura preventiva positiva.

Si necesitas hacer algo diferente, para obtener resultados de SST distintos  de lo que vienes obteniendo haciendo lo de siempre, tal vez desarrollar una cultura preventiva acorde a las necesidades de tu empresa puede ser una respuesta. Antes de iniciar este viaje, te recomiendo que tengas en cuenta los siguientes puntos.

1º) Debes tener claro lo que es la cultura preventiva y lo que supone trabajar en el desarrollo de una cultura preventiva positiva.

2º) La Alta Dirección, debe conocer que es la cultura preventiva y las implicaciones que su desarrollo tiene para le empresa, para la línea de mando y para las personas de la organización.

3º) Es necesario conocer el punto de partida. Algunas veces las personas conocen perfectamente cual es su situación preventiva; otras veces suele ser necesario quitarse la venda de los ojos para poder ver, un diagnóstico con una metodología reconocida es fundamental.

4º) Lo que se vaya a realizar en materia de cultura preventiva debe estar alineado con el resto de objetivos y proyectos de la organización.

 

Si quieres conocer qué es y cómo se puede desarrollar la cultura preventiva, no dudes en contactar conmigo (Igor López (619288048; iglopez@osarten.com) o con mi compañero  Martín Silva (674966441; msilva@osarten.com) y te ayudaremos..

1 comentario
  1. RICARDO D MONTERO M Dice:

    Y más allá, ¿cuántos de las empresas o consultores que ofertan trabajar la «cultura de la seguridad» saben realmente de lo que están hablando y no repiten lo que la moda plantea?, ¿han estudiado de verdad el tema de cultura?, empezando por aprender de los que más saben de estudiar la cultura, que son los antropólogos, ¿saben algo de la influencia social en la cultura?, de cómo influyen las normas de grupo?, ¿saben de semántica y de semiótica?, ¿saben de heurística?, ¿saben cómo influencia la religión a la cultura? ¿hay algún antropólogo que diga que la religión no tiene nada que ver con la cultura?. Sigan confiando de forma absoluta en la curva de Bradley y en la escalera de Parker, crean que pueden entender la cultura cuantificándola con encuestas, y seguirán haciendo lo que la moda hace, pero no estarán realmente aplicando lo que sabe la ciencia de la cultura.

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