Cuídate y no digas “si” cuando quieres decir “no”
Hablando de autocuidado y cuidado de los demás, si hay algo realmente saludable, es saber decir un “no”. Todo un ejercicio de respeto hacia nosotros mismos y a su vez, de respeto hacia los demás.
“La edad del no”
Es curioso que cuando somos pequeños una de las primeras palabras que aprendemos es NO. Según los expertos, en la llamada “edad del no”, que suele darse entre los dos y cuatro años, es cuando los niños necesitan explorar su autonomía, independencia y capacidad de hacer las cosas por sí mismos. En esa época estamos tan conectados con lo que sentimos que no tenemos ningún problema en decir “no”.
Riesgos de decir “no”
Sin embargo, el entorno social no acepta muy bien esto, y trata de cambiarlo por aceptación, y complacencia. Normalmente lo que se recibe ante los noes es algo que nos enfrenta con uno de nuestros mayores miedos desde pequeños: el rechazo. Por lo que se produce un cambio, para tratar de evitar este rechazo, y aprendemos a decir “si”, aunque internamente, sea un “no”. La resignación prevalece por el miedo social al qué dirán y el rechazo, y se mantiene de adultos.
Ante un “no”, en cualquier ámbito de nuestra vida, hay muchas posibilidades que aparezcan emociones como la culpa, la ansiedad y la decepción. Hay un gran coste para todos, cuando se responde “si”, siendo la necesidad real contestar “no”. Es una disociación que genera desequilibrios y comportamientos poco saludables.
Decir “no” en el entorno laboral
En el entorno laboral, decir siempre que sí, cuando la necesidad real es un no, puede generar estrés, saturación, desorganización, procrastinación, pérdida de creatividad, desenfoque, desinterés, desmotivación e, incluso, depresión. La persona se puede sentir desbordada, y pierde la capacidad para priorizar y jerarquizar acciones por el miedo al rechazo de jefes, compañeros y del grupo de trabajo en general.
Reconocer la necesidad de decir “no” en el trabajo
Entonces, ¿Qué hace falta para decir “no” de forma respetuosa?
- Un contexto organizacional y unos mandos que estén dispuestos a escuchar un “no” y saber gestionarlo de una forma constructiva.
- Saber expresar la negativa de la forma más clara, directa y con respeto.
- Una dosis de valentía para vencer los miedos que nos llevan a los patrones automatizados por los que decimos “si” cuando quisiéramos decir “no”.
- No dejarnos llevar por las reacciones instintivas y emocionales, sino mantenernos en contacto precisamente con esas emociones y las necesidades que las provocan, para que haya más posibilidades de que seamos honestos, auténticos y respetuosos.
Si se convierte en algo habitual decir “sí” a lo que queremos decir “no”, podemos acumular emociones reprimidas y rechazadas, que hace que explote la “olla”, y nuestra forma de negarnos pueda ser agresiva y nos lleve a un conflicto, que acabe alimentado la idea de que es mejor decir “amén”.
Maneras “light” de decir “no”
Hay seguramente muchas maneras de decir “no”. Muchas de ellas introducen elementos que pensamos pueden ayudar a que la persona a la que se lo decimos no se lo tome mal, o menos mal. Como puede ser:
- Hacerle un cumplido. Ej.: “lo que me propones es interesante, pero no es para mí, gracias”
- Ofrecer una alternativa. : Este fin de semana no puedo cambiarte el turno, aunque el lunes si podría hacerlo y así descansas.
- Dejar abierta una posibilidad a futuro: Ej.: “Me lo voy a pensar y ya te diré”.
- Ofrecer excusas: Ej.: “Me gustaría mucho hacer lo que dices, pero soy muy mayor para cambiar”.
Estas maneras, creo que pueden ser de ayuda en muchos momentos en los que aún no me atrevo a decir un “no” rotundo, aunque pueden tener algunas desventajas
Afirmaciones como: “No puedo”, No podré”, “Estoy demasiado ocupado en este momento”, transmiten que no tienes el control de tu vida, que no eres responsable de tus decisiones o acciones. Tu “no” suena como si no fuera tu propia decisión autónoma, como si te lo impusieran fuerzas externas. Por lo tanto, suena tentativo y poco fiable. Invita a las personas a discutir contigo. Aunque pueda sentirse fuertemente inaceptable, en realidad comunica una cierta aceptación de la solicitud.
Decir las cosas claras
En nuestras formaciones recomendamos, ser lo más auténtico posible, ya que en la comunicación es lo que más llega a la otra persona. Realmente puede no ser saludable decir que no puedo, cuando si lo pienso bien, es no quiero. En mi opinión esto no es autocuidado.
Nosotros proponemos empoderarse y empoderar al equipo. Es una de las mejores maneras de desarrollar cultura preventiva. Por eso para ejercer tu poder personal, recomendamos que el mansaje exprese dos aspectos. (1) tu autoafirmación y (2) el efecto que tiene en ti si aceptases la solicitud.
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Tu auto- afirmación
Esta parte del mensaje expresa claramente tu decisión de rechazar la solicitud. Puede tener diversas formas:
- “No, no quiero”.
- “He decidido no hacerlo”.
- “Estoy eligiendo no hacerlo”.
Estas declaraciones tienen un elemento crucial en común: comunican con precisión tu elección consciente, tu decisión
“Elijo no hacerlo” no deja dudas de que tú eres la fuente de la decisión. La respuesta “No puedo” invita a la respuesta “¿Por qué no?” Cuando dices “Estoy demasiado ocupado ahora”, puedes dar a entender que podrías hacerlo más tarde. Te deja abierto a “¿Qué tal en otro momento?” Esto te puede plantear un dilema: ¿cumples con la nueva solicitud inaceptable o continúas negando tu responsabilidad recurriendo a excusas o mentiras adicionales?
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El efecto que tiene en ti
Esta parte del mensaje explica por qué eliges decir “no”. No siempre es necesario dar razones para respaldar cada decisión de rechazar una solicitud. Decir “no” de manera responsable a veces es suficiente, especialmente si no conoces muy bien a la otra persona. El simple hecho de poder decir “He decidido no ir”, sin dar razones ni explicaciones, es en sí mismo un beneficio que experimentan muchas personas.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, es recomendable respaldar tu decisión con tus razones, para que la otra persona no tenga la impresión de que estás siendo grosero, arbitrario o agresivo, y entienda que estás eligiendo conscientemente satisfacer otras necesidades legítimas. De hecho, estás comunicando: “Elijo no cumplir con lo que me pides, pero valoro nuestra relación y confío en que respetarás los motivos de mi decisión”. Expresar las razones de tus decisiones también te ayuda a aclarar y afirmar tu decisión, lo que refuerza tu autoconciencia.
Los efectos que puede producir en ti aceptar una solicitud pueden ser tangibles e intangibles. Imagina que alguien te pide que dediques una cantidad considerable de tiempo a algún proyecto o actividad que ya no te interesa. Las consecuencias tangibles pueden ser: pérdida de tiempo y de dinero, pérdida de tiempo que necesitas para otras actividades, efectos negativos en la salud, en la familia o en alguna otra relación. Los efectos intangibles pueden ser: cansancio, cambio, preocupación, presión, aburrimiento.
Todas estas posibles consecuencias, tangibles e intangibles, pueden incluirse en tu decisión de decir “no”. Tu mensaje de respuesta podría ser: “No, he decidido no trabajar en ese proyecto este año, porque lo he hecho durante cinco años y estoy cansado. Quiero comenzar con otros proyectos”.
Estos son algunos ejemplos de mensajes I receptivos que puede usar en respuesta a solicitudes inaceptables:
- “No, no asistiré a la reunión de mañana porque tengo un proyecto importante al que estoy prestando toda mi atención”.
- “No, he decidido no coger el trabajo porque las horas que requiere me suponen tener que pagar dinero extra por el cuidado de niños”.
- “No, realmente no quiero prestar dinero en este momento; Lo necesito para algunas cosas en mi vida.”
- “No, no voy a realizar ese trabajo. Me preocupa que hay un riesgo de atrapamiento y no considero que tengo las medidas adecuadas para evitar que me ocurra un accidente”
- “Aunque me digas que hay prisa por entregar el pedido al cliente, no voy a correr más, ya que si lo hago pierdo el control, cometo más errores y me puedo accidentar”
Muy a menudo, estos mensajes claros y congruentes encuentran comprensión, aceptación e incluso alivio. Seguramente las personas te respetarán más por ser honesto con ellas. Más importante aún, te apreciarán por confiar en su capacidad de hacer frente a tu negativa.
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