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BBS (1): la seguridad basada en la conducta ¿vuelve a estar “de moda” o nunca se ha ido?

Cultura prevenitva

De un tiempo a esta parte, encuentro que la seguridad basada en la conducta o en el comportamiento, según cómo lo traduzcas (BBS, Behaviour-Based Safety) está más presente en LinkedIn, ponencias de congresos, etc. y sin embargo los orígenes de la BSS se remontan a 1978 (con los trabajos de la Dra. Koniki y la Dra. Sulzer-Azaroff); así que la “criatura” ha cumplido más de 45 años.

No tengo claro si se trata de modas que “vuelven”,  si nunca se ha ido o si los nuevos profesionales de SST redescubren iniciativas pasadas… la cosa es que creo que merece la pena revisitar la BBS con ojos críticos y mirada desde 2024.

Voces a favor y voces en contra de la BBS

La BBS tiene tanto partidarios como detractores (1)(2); probablemente por sí misma la seguridad basada en la conducta no es ni buena ni mala, útil o estéril. En mi opinión, esta valoración debe basarse un criterio que valore la contribución a la seguridad y salud de las personas y su eficacia.

Algunas voces en contra surgen de los trabajadores o sus representantes. Sostienen que se culpabiliza de los accidentes a la persona, normalmente la persona accidentada. Personalmente opino que dentro de la actividad preventiva debemos actuar sobre las causas de los problemas, no en la búsqueda de culpables. Muchas veces la clave de las iniciativas para favorecer la seguridad y salud en el trabajo radica más en el cómo se hacen que en lo que se hace.

Algo bueno tiene que tener la BBS

Dicen que «El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano», Según esto, la BBS (mantengo las siglas en inglés en lugar de SBC) sería la Taylor Swift de los comportamientos seguros.

La mayoría de las fuentes se refieren a Scott Geller como quien acuñó el término BBS. Sin embargo hay otros muchos padres Y MADRES de la BBS.

Empecemos por éstas (3) : Judi Komaki, Beth Sulzer-Azaroff, Angelica Grindle, Judi Agnew, Alicia Alvero, Angela Lebbon, Grainne Matthews, Kathy Culig, Sherry Purdue… Toca ahora el turno de los padres, además del ya citado Scott Geller, están Thomas Krause, Aubrey Daniels, Terry McSween, Dominic Cooper, José Luis Meliá… (Si también te consideras padre o madre de la BBS, te pido disculpas).

No todos estos autores hablan de BBS, seguridad basada en la conducta, algunos hablan de seguridad conductual. En general desde un punto de vista más académico se suele emplear seguridad conductual y desde un punto de vista de seguridad y salud en el trabajo más operativo se usa BBS.

¿Qué es la BBS?

En general las siglas BBS se emplean para cualquier proceso o iniciativa de mejora de la seguridad dirigida principalmente a los trabajadores de primera línea, los que “normalmente tienen accidentes”.

Sin embargo, el público objetivo es más amplio. No debemos olvidar que la toma de decisiones en la organización también es un comportamiento que desarrollan las personas con capacidad de decisión.

Estas iniciativas se basan en algunos principios de la psicología, de forma que podríamos decir que la BBS consiste en la aplicación de la investigación conductual sobre el desempeño humano a los problemas de seguridad en el trabajo.

Muchos profesionales de la SST asocian BBS a la implantación de observaciones de seguridad y sus diferentes variantes o nombres OPS (Observaciones Preventivas de Seguridad), OCS (Observaciones de Comportamiento Seguro), RADAR, visitas de seguridad, safety walks, gemba walks, etc.).

A este respecto no hay un enfoque único y definitivo de la BBS y hay más iniciativas y herramientas de BBS, no sólo las observaciones. Por ejemplo, la conducta humana tiene importantes implicaciones en situaciones de emergencia (4).

Visión general de los enfoques BBS

Según Tim Marsh (5) la seguridad conductual podría agruparse en cinco categorías:

Enfoque de “sensibilización” emocionalmente resonante

Este enfoque se apoya en testimonios personales, a menudo de la mano de alguien que ha sufrido una lesión o daño que le marcó o que cambió su vida. Con cierta frecuencia, los testimonios hacen referencia a lesiones irreversibles por ejemplo amputaciones, pérdidas de visión parcial o ceguera, sordera, parálisis, etc.

Por lo general, el mensaje se centra sobre cómo, si pudieran echar marcha atrás, tomarían una decisión diferente evitando así la lesión.

El mensaje que se infiere es que cuando te encuentres en una situación similar si no te paras y tomas la decisión correcta, te puede pasar lo mismo que a ellos.

Las iniciativas y herramientas que se emplean en este enfoque suelen ser charlas de sensibilización, en algunos casos enmarcadas dentro de las actividades del safety day o safety weeks, o también campañas de comunicación con diversos soportes (cartelerías, vídeos, etc.)

Algunos de estos mensajes son extremadamente contundentes, sinceros y poderosos, y generarán una mejora importante en el comportamiento de seguridad. Sin embargo, su efecto suele ser de muy corta duración, cuando se fundamenta en el miedo. Las personas una vez superado el periodo de miedo suelen recuperar sus antiguos comportamientos.

Si bien estos enfoques suelen ser aparentemente válidos y resonantes, son ineficaces a mediano y largo plazo.

Cultura preventiva

Enfoque STOP

Existen muchísimas variaciones de este enfoque, aunque originalmente fue desarrollado por DuPont.

La idea consiste en una iniciativa de seguridad en la que los lideres (alta dirección, responsables de departamento, etc.) recorren los lugares de trabajo para hablar con las personas sobre seguridad (enfoque proactivo), en lugar de simplemente parar y corregir a los trabajadores cuando ven algo mal o un comportamiento inseguro (enfoque reactivo).

Estos enfoques son conscientes de los comportamientos y se guían por demostrar un compromiso genuino con la seguridad, ya que los líderes invierten tiempo y recursos.

En función de cómo se realicen también pueden ser son demasiado verticales y transmitir sensación de culpa. En estos casos la organización que ve la seguridad no desde una perspectiva paternal crítica y no como parte de una relación entre adultos responsable – colaborador.

La teoría del análisis transaccional sostiene que cada individuo interactúa con otro desde una de estas tres posiciones: padre, adulto o hijo. El hijo es inmaduro, el adulto es racional y el padre puede ser paternal o autoritario.

Todas las interacciones serán de adulto a adulto; en caso contrario se producirá una consecuencia no deseada. Por ejemplo, una interacción paternal puede implicar que la persona con rol “padre” no escuche a la otra persona como a un igual, con lo que se obstaculizará cualquier oportunidad de empoderamiento (necesaria para activar la palanca de autonomía que conducirá al autocuidado).

Cultura preventiva

El énfasis no debería estar tanto en lo que la gente hace, sino en cómo lo hacen y en cómo los adultos perciben que lo están haciendo. Esto hará que el enfoque STOP favorezca una interacción de adulto a adulto o de padre a hijo. Normalmente los adultos (desde la preadolescencia) responden mal a alguien que enfoca la interacción en modo “padre crítico”.

En cualquier caso, los enfoques STOP demuestran, al menos, que una organización valora la seguridad y está comprometida a dedicarle tiempo y recursos.

Enfoque STOP paternal positivo

Estos métodos contienen un elemento explícito de aprendizaje objetivo, así como de entrenamiento. El enfoque pasos claros que alientan al supervisor o mando a utilizar el coaching, técnicas de aprendizaje por descubrimiento, así como la retroalimentación.

La interacción entre líder – colaborador suele recurrir al uso de preguntas con el fin de que el colaborador descubra por sí mismo el aprendizaje. La forma de formular la indagación es crítica. Un uso agresivo de la pregunta puede generar una percepción de ser tratado como idiota, mientras que un uso más cordial puede transmitir curiosidad sincera.

Los enfoques STOP de estilo positivo resultan mucho más agradables para la plantilla, pero no llevan a una distribución del tiempo y el esfuerzo de acuerdo con lo que realmente está sucediendo en el lugar de trabajo y por qué. Por lo tanto, en general no resultarán tan eficaces como los enfoques basados en un análisis objetivo.

Algunos autores se refieren a esto enfoques como de “seguridad conductual avanzada” y empleaban técnicas de programación neuro-lingüística) para erradicar los problemas de comportamiento persistentes.

Sin embargo, algunos trabajadores  o sus representantes argumentan de que los enfoques conductuales deberían centrarse en el ambiente y entorno de trabajo, más que en los individuos.

Enfoque de seguridad lean,  seis sigma, 6S,… 

E. Deming fue un ingeniero y estadístico estadounidense al que se le atribuye haber inspirado el auge industrial japonés de la posguerra es considerado el padre de la Gestión de la Calidad Total y la Mejora Continua. Seis Sigma es quizás la variante actual mejor conocida de sus enfoques sistémicos pero también está la gestión lean. Estas metodologías japonesas han contribuido a la seguridad en el trabajo y a la cultura preventiva positiva. (6)

Muchas organizaciones además de las cinco S tradicionales, seiri (clasificación), seiton (orden), seiso (limpieza), seiketsu (estandarización), shitsuke (mantenimiento), contemplan una sexta S de seguridad.

Cultura preventiva

Estos enfoques implican análisis,  participación de las personas trabajadoras y  también medición.

Aplicados a BBS, añaden sesiones de establecimiento de objetivos de comportamientos seguros y cuadros de mando e indicadores a las iniciativas que pueden implementarse.

Marsh planta la duda sobre si se pueden realmente aplicar sistemas de excelencia comprobada a la BBS cuando la esencia misma de los accidentes es que se supone que no deben ocurrir.

Enfoque cultural u holístico

Es el enfoque que defiende Marsh como es el mejor enfoque de seguridad conductual. Está basado directamente en el modelo de Cultura Justa, propuesto por James Reason y Sidney Dekker (7).

Sostiene que el motivo de un acto inseguro es ambiental, no personal, aproximadamente el 90% de las veces. Por lo tanto, la lógica dicta que deberíamos dedicar alrededor del 90% de nuestro tiempo y recursos a analizar y mejorar el entorno en el que queremos que el comportamiento sea seguro, y sólo el 10% a observar a las personas involucradas.

Por lo tanto lo primero que a hacer serías facilitar culturas y entornos seguros, para más adelante entrar en el mundo de la economía conductual. La teoría del empujón (8), tan apreciada por los gobiernos para alentar a sus ciudadanos a adoptar comportamientos prescritos, es un ejemplo del uso de tales avances para influir en las habilidades conductuales, según punta Marsh.

 

En mi opinión la elección de un enfoque, otro o la mezcla de varios depende de un primer paso fundamental: el diagnóstico certero de la situación de la seguridad y salud en el trabajo que se da en la organización. Una vez conozcamos este diagnóstico podremos definir los principios de la psicología que emplearemos en las iniciativas BBS. Lo dejo para un próximo post.

Si estás interesado en diganósticar la situación de SST y la cultura preventiva de tu empresa o si quieres poner en marcha iniciativas de BBS puedes contactar con mi compañero Martín Silva (674966441; msilva@osarten.como conmigo (619288048;iglopez@osarten.com).

Para saber más:

(1) Smith, Thomas A. What’s wrong with behavior-based safety? Professional Safety. Septiembre 1999.

(2) Anderson M. Behavioural safety and major accident hazards. Magic bullet or shot in the dark? Process safety and Environmental Protection, 83(B2): 109 – 116.

(3) Women in Behaviour Based Safety – ABAI, Association for Behavior Analysis International https://science.abainternational.org/2021/03/08/women-in-behavior-based-safety/

(4) NTP 390. La conducta humana ante situaciones de emergencia: análisis de proceso en la conducta individual. INSST.

(5) Marsh, Tim. A definitive guide to behavioural safety. 2017. Routledge.

(6) Hafey, Robert B. Lean safety. Transforming your safety culture with lean management. 2010. CRC Press.

(7) Dekker, Sidney. Just Culture. Balancing safety and Accountability. 2012. Ashgate.

(8) Sunstein, Cass R. & Thaler, Richard H. Un pequeño empujón (Nudge). 2009. Penguin Random House.

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